La vitamina C es imprescindible para el metabolismo del colágeno de tu piel pues participa determinantemente en una reacción necesaria para la formación de colágeno. Sin colágeno, la piel parece floja, pierde elasticidad y su función de soporte. Pero la vitamina C no solo actúa con efecto indirecto, sino que también es uno de los antioxidantes más importantes. Los antioxidantes captan radicales libres que se crean por la radiación UV, el estrés y los impactos contaminantes. Estos radicales libres no son otra cosa que compuestos de oxígeno muy reactivos, los cuales pueden atacar las estructuras en la piel y dañarlas de forma permanente.
En este contexto se habla de daños oxidativos, los cuales, con frecuencia, no se aprecian directamente, sino más bien con retraso: la piel se presenta pálida, pierde su elasticidad, se crean hiperpigmentaciones y arrugas. Por ello, un cuidado de la piel con antioxidantes eficaces es siempre también una especie de medida antienvejecimiento y de prevención. Pero la vitamina C no solo tiene un efecto antioxidante frente a los radicales libres, sino que también puede "reciclar" otros antioxidantes. Como, por ejemplo, la vitamina E, pues esta pierde su eficacia en el momento en que ha sido capturada por un radical libre. Pero, bajo la influencia de la vitamina C puede devolverse a un estado antioxidante y volver a ir a "cazar radicales".
Según la DGE (Deutsche Gesellschaft für Ernährung e.V = Asociación Alemana para Nutrición), la necesidad diaria de vitamina C en adultos es de 90-110 mg al día. Aunque los fumadores necesitan aprox. 150 mg más. La cantidad necesaria de vitamina C puede tomarse fácilmente a través de la alimentación - 2 piezas de fruta fresca o verduras son suficientes para ello. Un suplemento adicional de vitamina C que supere la necesidad diaria no aporta ningún beneficio. Como la vitamina C es hidrosoluble, la cantidad ingerida en demasía se expulsa con la orina.
Aún cuando la vitamina C sobrante es nuevamente expulsada del cuerpo, la administración especial de vitamina C a través de productos para el cuidado de la piel puede ser conveniente. Como la más pequeña de las vitaminas, la vitamina C penetra fácilmente en la piel. Una vez en ella, la misma es almacenada, se comporta de forma muy estable y no puede eliminarse por fricción ni lavado.
Efectos de la vitamina C en productos para el cuidado de la piel:
Las propiedades de la vitamina C la convierten -también gracias a una sólida base de estudios- en uno de los ingredientes más interesantes de los productos eficaces para el cuidado de la piel. Para su utilización en el cuidado de la piel, se utiliza vitamina C fabricada sintéticamente. En lo que se refiere a su efecto, no existe ninguna diferencia con la vitamina C natural, pues, desde el punto de vista químico, se trata de la misma molécula.
La mayor eficacia la tienen los productos con vitamina C con un valor pH ácido y concentraciones a partir de aprox. 5% de vitamina C. El bajo valor pH (aprox. 3,5) garantiza que se tiene vitamina C en su principio activo. Con frecuencia en forma de sueros acuosos, los productos de este tipo también tienen dos consecuencias negativas: por un lado, los valores pH tan bajos no son tolerados por todos los tipos de piel -irritaciones, escozor o enrojecimiento pueden ser las consecuencias-; por el otro, la vitamina C disuelta en agua en su forma pura (INCI: Ascorbic Acid) es muy inestable frente al aire y la luz. Por ello, en la mayoría de los casos, la conservabilidad está limitada a pocos meses.
Por este motivo, la vitamina C se utiliza frecuentemente en productos de tratamiento en forma modificada. Estos derivados de la vitamina C son estables y tienen, además, la ventaja de que, al contrario que la vitamina C pura, no se han de formular en un producto con valor pH ácido. Aún cuando estos derivados tienen una potencia inferior, son claramente más tolerables por la piel. Formulados en una concentración adecuada y utilizados regularmente, por ejemplo en una crema corporal, los derivados de la vitamina C también desarrollan un efecto positivo sobre el estado de la piel.
Derivados de la vitamina C usados habitualmente en productos para el cuidado de la piel:
La vitamina C es especialmente adecuada para su aplicación en sueros, cremas de día y cremas solares. Especialmente durante el día, la piel necesita protección antioxidante para poderse proteger de los daños condicionados por la radiación UV. En combinación con un protector solar apropiado, puede retardarse determinantemente el envejecimiento de la piel y conferirle un aspecto joven y fresco durante más tiempo.
Pero también para aquél que ya ha de luchar contra los daños provocados por el sol (p. ej. arrugas, arruguitas, hiperpigmentaciones), con la utilización de productos que contienen vitamina C puede fomentar un fortalecimiento de la piel y conseguir un tono más uniforme de la misma. Por último, pero no menos importante, son las propiedades antiinflamatorias y cicatrizantes las que hacen que la vitamina C sea un ingrediente potente para combatir el acné y las espinillas o granos inflamados.
Por lo tanto, la vitamina C es adecuada para su aplicación en todo tipo de piel. Solamente las personas con tipos de piel sensibles o irritadas deberían utilizar productos con los derivados de la vitamina C tolerados por la piel.
Aquél que se ha derramado alguna vez zumo de limón sobre la piel durante un baño de sol y no lo ha eliminado a fondo, conoce las reacciones poco agradables de la piel: manchas persistentes, enrojecimientos y alteraciones de pigmentación pueden ser la consecuencia. Esto ha generado la mala fama injustificada de la vitamina C de provocar hiperpigmentaciones o manchas cutáneas. Pues, realmente, en caso del zumo de limón derramado, la malhechora no es la vitamina C sino el ácido cítrico. La vitamina C provoca exactamente el efecto contrario pues inhibe la formación del colorante de la piel marrón, melanina. De esta forma puede limitar la formación de hiperpigmentaciones como manchas cutáneas o marcas de granos o espinillas como consecuencias de inflamaciones. Además de la prevención, la vitamina C también puede debilitar las hiperpigmentaciones y, de esta forma, conferir a la piel una imagen serena.
La vitamina C ingerida a través de la alimentación se distribuye regularmente por el cuerpo a través de la corriente sanguínea. Pero, como las capas cutáneas no tienen vasos sanguíneos, es obvio que la vitamina C no llega en grandes concentraciones allí donde se espera el correspondiente efecto. Con la aplicación desde fuera, estas regiones están mucho mejor abastecidas con vitamina C que por "dentro" mediante la vitamina C ingerida con la alimentación.
Aún cuando la vitamina C desarrolla un efecto fotoprotector, no ofrece una protección total frente a la radiación UVA y UVB. Si bien, los daños oxidativos producidos por la radiación UV en la piel pueden ser captados en cierta medida. La vitamina C no debería verse como protección única frente a la radiación solar, sino que más bien actúa en forma de apoyo en el contexto de un protector solar.
"Aquél que entiende como actúan los ingredientes cosméticos, da el primer paso hacia un cuidado eficaz de la piel", dice la Dra. Sarah Schunter. Como doctora en Bioquímica, le encanta desenmarañar las frecuentemente encriptadas listas de ingredientes de productos para el cuidado de la piel: qué se encuentra en ellas y qué efectos tienen. Está convencida que con estos conocimientos se puede determinar el cuidado correcto para cada tipo y estado de la piel..
Bibliografía
Pinell et al., Dermatol Surg 2001;27:137–142. Topical L-Ascorbic Acid: Percutaneous Absorption Studies. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11207686
Pullar et al., The Roles of Vitamin C in Skin Health. Nutrients. 2017 Aug12;9(8). https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/28805671