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Granos en la espalda

Todo el mundo quiere tener una piel limpia y uniforme, ¡incluso en la espalda! El caso es que, aunque sea perfectamente normal tenerlos y no deberían impedirte llevar un vestido con la espalda descubierta o un bikini, la verdad es que son molestos. Te contamos por qué salen impurezas en la espalda y cómo librarte de ellas de forma permanente.

Así puedes librarte de los granos en la espalda

  • Busca las causas: solo podrás actuar de manera efectiva frente a las impurezas en la espalda cuando sepas por qué se producen.
  • Cambia tus rutinas: tómate algo de tiempo y prueba tranquilamente nuevas rutinas. Cuando lo hagas, observa si se producen cambios, así sabrás si vas en la dirección adecuada.
  • Sé constante: en cuanto hayas encontrado la rutina antiacné adecuada para ti, es importante que la apliques periódicamente. De lo contrario, el acné en la espalda pueden reaparecer.
  • No seas demasiado exigente: los granos pueden aparecer de vez en cuando pese a llevar una rutina de cuidados estricta. No te estreses por eso, porque en unos días volverán a desaparecer.

¿Cuáles son las causas de los granos en la espalda?

Las impurezas de la piel siempre se producen cuando el sebo se fija en tus poros y no se expulsa. Si además se acumulan bacterias, se produce una inflamación y salen granos. Esto es fácil de detectar: la piel está enrojecida y suele verse una ampolla de pus. Pero ¿por qué no se elimina el sebo? En la mayoría de ocasiones se lo impiden las células muertas de la piel, las denominadas queratinizaciones.

Si, por lo general, tu piel es más bien grasa y produce mucho sebo, este efecto se intensifica y salen más granos. Esto puede ser una predisposición genética y también se da en el caso de, por ejemplo, cambios hormonales, como los que se producen durante la pubertad o el embarazo. Tomar ciertos medicamentos también puede favorecer la aparición de granos en la espalda. Si no sabes con seguridad si los medicamentos que tomas provocan granos, consulta el prospecto. Esta información figura entre los efectos secundarios.

También la alimentación puede ser la causa de la aparición de granos en la espalda. Algunos alimentos podrían favorecer la aparición de impurezas en la piel, por ejemplo la comida rápida, la harina de trigo blanca y los productos de leche de vaca. El cuidado de la piel también juega un papel importante. El gel de ducha, la crema e incluso tu acondicionador de pelo pueden afectar a tu piel y favorecer la aparición de granos. ¿Llevas a menudo el pelo sobre la espalda o te gusta ponerte camisetas ajustadas de tejidos sintéticos? Ambas cosas favorecen la aparición de granos en la espalda.

Por cierto, mucha gente tiene impurezas de la piel en la espalda. Por eso incluso se ha creado una palabra específica para ello: «bacné», una combinación de las palabras inglesas «back» (espalda) y «acné». Independientemente de si el detonante son causas hormonales o el cuidado de la piel, los granos en la espalda se pueden tratar para que disminuyan visiblemente. Importante: si habitualmente tienes varios granos muy inflamados a la vez, es posible que se trate de una inflamación crónica, o sea, acné en la espalda. Lo mejor es que consultes con una dermatóloga o un dermatólogo. 

¿Qué hacer si tienes granos en la espalda? 11 consejos para tu rutina de cuidado personal

Pronto dejará de ser un sueño tener una piel impecable en la espalda. Descubre qué puedes hacer exactamente para que los granos desaparezcan y no vuelvan. No es necesario que sigas todos y cada uno de los consejos a rajatabla. Léelos, decide cuáles son relevantes para ti y aplícalos gradualmente. Pronto tu piel estará más lisa y uniforme.

1. Utiliza un gel de ducha con pH neutro

¿Te lavas la espalda a diario con gel de ducha? Esa puede ser precisamente la causa de los granos en la espalda y los hombros, pues es posible que tu piel reaccione al gel de ducha irritándose. Si es demasiado agresivo, el gel destruye el manto ácido de la piel, que tiene un papel protector muy importante. Por lo tanto, utiliza un gel de ducha con pH neutro que limpie con suavidad y preserve el manto protector.

2. Exfolia tu piel periódicamente

Disfruta de una exfoliación mecánica una o dos veces por semana. Puedes hacerlo con un guante exfoliante, o bien con una esponja de ducha o un producto exfoliante. Uses el método que uses: con la exfoliación eliminas células muertas de la piel y los posibles restos de sudor o de cremas. Si no llegas bien a algunas zonas, recurre a un cepillo para la espalda. Con este utensilio alcanzarás toda tu espalda sin dificultad y liberarás tu piel de todos los residuos.

3. Recógete el pelo

Si tienes el pelo largo y lo llevas suelto, por lo general cae sobre la espalda. Entonces, el sebo y los productos para el cabello, como los acondicionadores sin aclarado o la laca, pasan de tu cabello a tu espalda y pueden irritar la piel. Además, tu cabellera te hace sudar más rápido, lo que favorece la aparición de granos. Por lo tanto, al menos cuando lleves la espada al descubierto o tirantes finos, apuesta por una coleta o por recogidos que mantengan tu cabello lejos de la espalda. Un consejo: si estás utilizando un acondicionador o una mascarilla, también te recomendamos recogerte el pelo mientras actúa el producto. El motivo es que el producto entrará inmediatamente en contacto con tu piel, se depositará en los poros y los obstruirá. Transcurrido el tiempo de actuación, enjuágate el pelo cuidadosamente y a continuación lávate la espalda. Así se lo pondrás más difícil a los granos.

4. Dúchate directamente después de hacer ejercicio

¿Te vas a hacer una compra rápida para la cena justo después de haber entrenado un rato en el gimnasio porque, al fin y al cabo, apenas has sudado? Es mejor que te des una ducha rápida. Aunque el ejercicio haya sido suave, has hecho un esfuerzo físico y el sudor producido se seca sobre tu piel y se deposita en tus poros, lo que nuevamente puede provocar la aparición de granos en la espalda.

5. No te toques la espalda

La piel se tensa y sientes que se forma una protuberancia. Lo que tienes que hacer es: no tocarte. Esto obedece a varios motivos. Por un lado, tus manos tienen gérmenes y bacterias. Si aprietas el grano y este llega a abrirse, es posible que penetren bajo la piel. Aquí se reproducirán con rapidez y harán que el grano se haga realmente grande. Además es posible que deje una cicatriz.

Por otro lado, dispersas el pus y el sebo que contiene el grano por las zonas adyacentes de la piel. Esto a su vez bloquea los poros y de nuevo provoca la aparición de granos. Si no hay otro remedio, porque tienes un grano en la espalda que te duele y no te deja en paz, pide ayuda a otra persona, mejor si es esteticista. Esta persona alcanzará mucho mejor la zona y podrá quitarte el grano con un utensilio esterilizado adecuado.

6. Usa exfoliantes químicos

Una exfoliación química apuesta por la eficacia de los ácidos. Para ello se utilizan diferentes ácidos, como el ácido salicílico o el ácido láctico. Estos ácidos eliminan las células muertas de la piel que podrían obstruir los poros y contribuir de este modo a la formación de granos. El ácido salicílico actúa además dentro de los poros y puede eliminar obstrucciones. También es antiinflamatorio. A diferencia de la exfoliación mecánica, estos productos se aplican como una loción corporal y no se enjuagan. Ve tanteando poco a poco la frecuencia y la intensidad eligiendo un ácido en su menor concentración, por ejemplo, una exfoliación con ácido salicílico al uno por ciento cada tres días.Tras una exfoliación química, tu piel queda especialmente sensible. Si tienes pensado tumbarte al sol o llevar una prenda que deje la espalda descubierta, es obligatorio ponerte un protector solar a continuación con un factor de al menos 30. Asegúrate de que el protector solar no sea comedogénico, o sea, que no favorezca la aparición de nuevos granos. Lo más recomendable en estos casos son las cremas solares a base de gel o de agua.

7. Aplica productos de cuidado antiinflamatorios y regeneradores

¿Quieres librarte de un grano rápidamente? Para un alivio a corto plazo puedes usar cremas y pomadas con zinc o aceite del árbol del té. El zinc extrae la humedad de la piel, y por tanto, del grano. Esto priva a las bacterias del medio en el que se reproducen, por lo que el grano se reduce en pocas horas, se seca y ya no es tan visible. El aceite del árbol del té tiene un efecto antibacteriano y también antiinflamatorio, que hace que los granos se curen más rápido. Dado que ambas sustancias tienen un efecto muy potente y resecan la piel con rapidez, pudiendo reaccionar con irritación, deberías aplicarlas solo puntualmente y tan solo en casos de emergencia. Además, ten en cuenta que el aceite del árbol del té solo debe utilizarse diluido.

8. Ponte la ropa adecuada

Todo lo que toca la piel de tu espalda influye en su aspecto, y naturalmente, esto también incluye tu ropa. Los tejidos sintéticos y las prendas ajustadas no son saludables para tu piel. ¿Por qué? La fibras sintéticas no son transpirables, o sea, que no permiten que el calor corporal salga en forma de vapor. Esto hace que el calor se acumule y el sudor producido permanezca en tu piel, creando las condiciones perfectas para la aparición de granos en tu espalda. Las prendas ajustadas también se frotan contra tu piel y pueden irritarla.Además, debes procurar que la ropa esté recién lavada. Aunque te hayas puesto la ropa una sola vez, esta tiene restos de sudor y bacterias que favorecen la aparición de granos. Evita los brotes llevando prendas holgadas de tejidos transpirables como el algodón o la viscosa.

9. Cambia periódicamente tu ropa de cama

¡La sensación de la ropa de cama recién lavada es sencillamente maravillosa! Si tienes granos en la espalda, deberías disfrutar esa sensación más a menudo, pues al igual que en tu ropa, aquí también se acumulan restos de sudor y bacterias que favorecen la aparición de granos. Por lo tanto, cambia tu ropa de cama una vez por semana. Opta además por tejidos como el algodón u otros tejidos transpirables. Además sudarás menos. Un consejo: lava tu ropa de cama a 60 grados. De este modo eliminarás eficazmente cualquier residuo, el sudor y las bacterias.

10. Aliméntate de forma consciente

Además de una limpieza adecuada, el cuidado y la ropa, en la aparición de granos también influye la alimentación. Presta atención a lo que tomas cada día y cómo reacciona tu piel. A algunas personas no les sientan bien los productos lácteos y reaccionan con una piel irritada y con granos. Otras personas reaccionan del mismo modo a la comida rápida. Dado que esto es diferente según cada persona, lo mejor es que hagas un seguimiento de lo que comes y observes si después de determinadas comidas sufres un brote de granos. Así podrás detectar si hay alguna relación y, en caso necesario, evitar algunas comidas.

11. Evita el estrés

Muy importante: evita el estrés en la medida de lo posible. Si tu cuerpo libera hormonas del estrés, las glándulas sebáceas se verán afectadas. Estas estimulan la producción de sebo. Además, el estrés inhibe las defensas frente a las bacterias y provoca un aumento de la formación de granos. Seguramente no podrás borrar de un plumazo el estrés de tu vida, al fin y al cabo, muchas veces no eres tú quien lo causa. Pero lo que sí puedes hacer es encontrar formas de reducirlo.

También en este caso deberías observar qué es lo que provoca estrés en tu vida y buscar soluciones para evitarlo. Los hobbies, la meditación o el deporte también ayudan a reducir el nivel de estrés en tu cuerpo. Prueba aquello que os siente bien a ti y a tu piel. Y por último: no dejes que los granos te agobien. De vez en cuando te saldrá alguno, pero en unos días desaparecerá igualmente y volverá a caer en el olvido.

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