Las coenzimas son esenciales para determinados procesos enzimáticos del metabolismo humano. La coenzima Q10 también desempeña un papel crucial para el organismo y el metabolismo en la producción de energía. Dentro de cada célula de nuestro cuerpo hay muchas mitocondrias que, como centrales energéticas de la célula, garantizan el suministro de energía con el portador energético ATP. La formación de ATP en la mitocondria es un proceso que produce muchos radicales libres de forma natural. Para evitar que estas partículas ricas en energía se conviertan en perjudiciales para la célula y las estructuras celulares, el organismo dispone de un mecanismo de protección que elimina los radicales propios del cuerpo. Como antioxidante, la Q10 es uno de estos eliminadores de radicales.
Una dieta equilibrada puede garantizar un aporte suficiente de Q10. Los frutos secos, los aceites, las legumbres, el brócoli, las espinacas y las patatas contienen mucho Q10. El propio organismo también es capaz de producir la coenzima Q10, aunque los niveles de producción disminuyen con la edad.
La coenzima Q10 es bastante voluminosa para la piel. Esto quiere decir que la piel no puede absorber del todo bien la Q10 debido a su tamaño molecular. Para mejorar su absorción, la Q10 se suele encapsular en los llamados liposomas.
Si la Q10 penetra en la piel, la sustancia puede almacenarse hasta cierto punto en las membranas celulares debido a su carácter liposoluble. Al fin y al cabo, este también es el lugar donde se despliegan las propiedades de la Q10 para el cuidado de la piel:
El efecto específico de la Q10 sobre la piel ha sido objeto de numerosos estudios en el pasado. Algunos de estos resultados han allanado finalmente el camino a la Q10 como ingrediente para el cuidado de la «piel madura». No obstante, hay que reconocer que hasta la fecha la situación concluyente sobre la eficacia de la aplicación de la Q10 en los productos para el cuidado de la piel es bastante escasa en general. Muchos de los efectos observados son una consecuencia lógica del hecho de que la Q10 es un antioxidante. Las funciones que asume en este papel repercuten a largo plazo en diversos procesos biológicos, beneficiando la salud de la piel y del organismo. Los antioxidantes están muy bien establecidos como tales en su función protectora de las células, por lo que la Q10 no está exenta de ello
La coenzima Q10 se emplea especialmente en los productos para pieles maduras. La descripción «piel madura» se refiere al estado de la piel, no a la edad de la persona. Una piel envejecida no siempre es consecuencia de la edad. El principal factor que causa el envejecimiento de la piel es la radiación UV. Sin embargo, el estrés, un estilo de vida poco saludable, el alcohol o el tabaco también pueden hacer que la piel parezca mucho más vieja de lo que es.
Por lo tanto, los productos de cuidado con coenzima Q10 no son productos exclusivos para usuarios de edad avanzada. Más bien, el estado individual de tu piel es que el debería decidir si te conviene un cuidado con Q10. Por cierto, la Q10 nunca es la única superestrella de un producto de cuidado, sino que suele aparecer en combinación con otras sustancias activas de cuidado. Si nos detenemos a leer la descripción de los productos, veremos que muchos no se publicitan como productos para pieles maduras como tal, pero que sí emplean la coenzima Q10.
La Q10 no es exclusivamente una sustancia antiedad. Esto también se demuestra claramente por el hecho de que muchas cremas solares contienen Q10. Por un lado, se supone que actúa contra el daño oxidativo inducido por los rayos UV y, por otro, se supone que proporciona Q10 a la piel, ya que la radiación UV puede dañar la propia Q10 de la piel.
«Quien entiende cómo actúan las sustancias cosméticas, ya ha dado el primer paso para un cuidado efectivo de la piel», explica la doctora en bioquímica S. Schunter. Es doctora en bioquímica y le encanta desentrañar las listas de ingredientes de los productos cosméticos, que a menudo son crípticas: descubre qué es lo que llevan y qué efecto tienen. Sarah señala convencida que con estos conocimientos se puede determinar el cuidado adecuado para cada tipo de piel y para cada afección cutánea.
Bibliografía:
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