Inspirado en la apasionada historia de amor entre un emperador y una princesa india, Shalimar, que significa 'templo de amor' en sánscrito, simboliza la promesa del amor eterno. Es una fragancia del deseo. Con su carácter apasionado y ligeramente insolente, esta fragancia oriental emblemática en la historia de la perfumería encarna la sensualidad de la caricia con un toque de lo prohibido. 'Llevar Shalimar es dejarse dominar por los sentidos', afirmaba Jacques Guerlain.En 1925, el frasco de Shalimar diseñado por Raymond Guerlain ganó el primer premio en la Exposición de Artes Decorativas de París. Sus curvas se inspiraron en los estanques de los famosos Jardines de Shalimar. El tapón con forma de abanico en tono zafiro transparente evoca el fluir perpetuo del agua en dichos jardines.