Cuidado de las uñas
Pies bonitos
Dedica a tus pies la atención que merecen con nuestra rutina de cuidado.
PREPÁRATE PARA LA TEMPORADA DE SANDALIAS
El calzado abierto luce especialmente bonito con unos pies cuidados. Y no hace falta que pidas cita en el centro de estética: con los utensilios adecuados puedes ocuparte fácilmente en casa del cuidado de tus pies. En nuestras instrucciones paso a paso encontrarás los consejos más importantes para hacerte la pedicura en casa.
Tanto si te gusta llevarlos al natural como si prefieres lucir tus pies con un esmalte de uñas llamativo, aquí encontrarás una guía profesional para hacerte la pedicura en casa. Desde un baño revitalizante para los pies hasta el cuidado final: te explicamos paso a paso cómo sacar el máximo partido a tus pies.
Un baño de pies es el primer paso de tu rutina de cuidado en casa. Limpia y suaviza tu piel y prepara tus pies para los siguientes pasos. Elige un producto para el baño de pies que se adapte a tus necesidades. Si quieres refrescar los pies, recurre a baños con hierba limón, sal marina o mentol.
¿Tienes los pies muy secos, por ejemplo, porque caminas y les exiges mucho? Entonces los productos con urea o aceite de oliva les aportarán hidratación nuevamente. Los baños para pies ligeramente ácidos con ácido cítrico o salicílico suavizan las durezas para que puedas quitarlas más fácilmente en el paso siguiente. Si quieres relajarte después de un largo día, los baños para los pies con lavanda o miel son justo lo que necesitas: respira profundamente y disfruta de su relajante aroma.
Cómo hacerlo: llena un recipiente con agua que esté más o menos a la temperatura de tu cuerpo. La mayoría de las personas perciben 36 grados como una temperatura agradable. Asegúrate de que el agua no esté demasiado caliente para no quemarte. A continuación, añade al agua el producto que hayas elegido. Puedes decidirte por baños líquidos, de cristales o bombas de baño. Ahora espera o remueve cuidadosamente hasta que el producto se haya disuelto por completo en el agua caliente. Deja reposar tus pies en el agua caliente durante 15 o 20 minutos y luego sécatelos bien con una toalla suave, también entre los dedos.
Una vez que el baño haya dejado bien blanda la piel de tus pies, quita las durezas de los talones y las almohadillas. Las durezas son algo muy natural que se produce cuando caminas mucho o pasas largo tiempo de pie. Hay otras cosas que pueden provocar la formación de durezas, como el calzado muy apretado o las malas posturas del pie. Si te molestan las zonas amarillentas, puedes quitarlas fácilmente con un cortacallos, una piedra pómez o una lima de metal o diamante.
La lima eléctrica para pies es algo especialmente cómodo y práctico para esta tarea. Sus discos abrasivos funcionan con batería o enchufando el aparato. Pásalos sobre las durezas realizando movimientos circulares. Hazlo suavemente, apaga el aparato de vez en cuando y ve comprobando el resultado repetidamente.
Tanto si te decides por un utensilio mecánico o electrónico: lávate los pies con agua corriente después de haberlo usado y vuelve a secarlos bien. Luego tu piel estará maravillosamente lisa y delicada.
A continuación es el turno de las uñas. Recorta tus uñas y dales forma. Puedes hacerlo con una lima, unas tijeras o un cortaúñas, que es lo más adecuado para las uñas más gruesas. El borde de la uña recortada debe estar en línea con la punta del dedo. Asegúrate de no quitar las esquinas de la uña. Lima las uñas recortadas para darles una forma recta, así te aseguras de que no se rompan ni se encarnen.
Para tener unos pies bien cuidados, debes prestar atención a tus cutículas. Ponte un producto quitacutículas y déjalo actuar de tres a cinco minutos. A continuación retira el producto con una toallita de uso cosmético y empuja la piel hacia atrás suavemente con un empujador de cutículas.
Cuando limas las durezas, la piel de tus pies se irrita y puede quedar reseca y tirante. Por eso, el cuidado es especialmente importante cuando te haces tu propia pedicura. Una crema nutritiva para los pies aporta hidratación a la piel estropeada. Las cremas de pies contienen ingredientes activos beneficiosos como el aceite de jojoba, el aloe vera o la árnica, que hidratan tu piel intensamente. Las cremas con urea, manteca de karité o glicerina aportan al mismo tiempo suavidad a tus pies. Masajea con una cantidad generosa y no te olvides de la piel de entre los dedos. Con el masaje también relajas los músculos, además de tonificar y refrescar los pies.
Una vez aplicada la crema, envuélvelos para mantenerlos calientes y disfruta de un rato de relax. Ponte unos calcetines cómodos y métete en la cama. La crema se absorbe a lo largo de la noche y ejerce su efecto de cuidado intensivo. El resultado a la mañana siguiente son unos pies suaves y delicados.
Píntate las uñas de los pies con tu color favorito del momento. Este último toque personal completa tu rutina de cuidado de los pies. Dado que a diario llevas calcetines y calzado que rozan tu esmalte de uñas, debes protegerlo bien. Por lo tanto, lo mejor es que primero te pongas una fina capa de base y dejes que se seque por completo. Luego llega el turno del esmalte de color: aplica una fina capa y déjala secar bien. A esta le sigue la segunda capa para reforzar la cobertura. Al final ponte una capa de top coat brillante o mate. Esta sella el esmalte de color y lo mantiene durante más tiempo.