De abril a mayo, las habas tonka caen de los árboles en la región de la Cuenca del Caura en Venezuela. Luego se seca y se tuesta la pequeña nuez que se encuentra en el interior. Este proceso crea una fragancia culinaria adictiva en forma de resinoide, que luego se destila en un absoluto que recuerda al caramelo, el cacao, el café y otras delicias imaginarias.