Desarrollada en colaboración con un dermatólogo certificado, esta mascarilla facial con aroma a sándalo purifica y equilibra para devolverle la armonía a tu piel y tu alma.
El pueblo maorí de Nueva Zelanda ha utilizado la miel de Manuka durante siglos por sus cualidades antioxidantes potentes y purificantes, que contribuyen a retener la hidratación de la piel durante más tiempo. Utilizado ya en el Antiguo Egipto y por la dinastía Ming, el carbón activado es un agente purificante que contribuye al equilibrio de la piel. La propia Cleopatra utilizaba láminas de oro por la noche, a modo de mascarilla facial, para restaurar la armonía y la luminosidad.
Dedica tiempo a cuidarte y relajarte dos o tres veces por semana, nutriendo ese lado de sangre azul que llevas dentro, con este potente ritual purificador.