Tanto la manteca de karité sin refinar como la refinada tienen propiedades beneficiosas para el cuidado de la piel: suavizan, protegen, calman e hidratan. Por este motivo, la manteca de karité pura suele utilizarse para el cuidado de la piel. Generalmente se dice que la manteca de karité sin refinar tiene un mejor efecto en el cuidado de la piel debido a su mayor contenido en vitaminas. Sin embargo, el olor propio de la manteca de karité sin refinar puede resultar desagradable, por lo que su uso no está muy extendido en el contexto de los productos comerciales para el cuidado de la piel.
La manteca de karité en los productos para el cuidado de la piel
Por lo general, no se puede determinar si los productos de cuidado contienen manteca de karité sin refinar o refinada a partir de la lista de ingredientes (INCI), a menos que el fabricante lo indique explícitamente. Sin embargo, en el contexto de una formulación cosmética, se suele utilizar la manteca de karité refinada porque tiene mejores propiedades tecnológicas, el producto es más duradero y las propiedades nutritivas son comparables a las de la manteca de karité sin refinar. Lo que podría faltarle a la manteca de karité en cuanto a vitaminas se puede compensar fácilmente en los preparados cosméticos añadiendo vitamina E, carotinoides e ingredientes con un efecto similar. En la mayoría de los casos, el contenido en vitaminas de dichos preparados es incluso superior al de la manteca de karité sin refinar.
Además de sus propiedades nutritivas, la manteca de karité también desempeña un papel importante a la hora de aportar consistencia de forma eficaz. En cremas y emulsiones, la manteca de karité aporta una textura muy agradable a la fórmula.